A las 2:00 a.m. se cierran las puertas invisibles del Parque de El Poblado

A las dos, tres o cuatro de la mañana, el Parque de El Poblado se invadía de personas que llegaban a rematar la rumba de diferentes partes de la ciudad.

Sin embargo esa ocupación del parque también generaba fricciones y problemas con el vecindario. “Era chévere poder venir. Era el punto de encuentro con los amigos, uno sentarse a tomar unas cervezas mientras decidía para donde iba”, piensa Mariana Callejas, concurrente del Parque de El Poblado, un lugar ahora desolado por la ausencia del licor y la falta de gente que lo frecuente, los mismos que anteriormente lo visitaban para compartir unas cervezas con sus amigos, distraerse, y también para “formar escándalos, por el ruido de los carros, armar disturbios, por las peleas, ensuciar el parque y dejarlo lleno de basuras”, según policía del CAI que se encuentra en el parque.

Las características del parque, mencionadas anteriormente, hablan de lo que éste era hace algún tiempo, sin embargo, ahora este lugar no es el mismo. Si los amigos quieren compartir unas cervezas deben buscar otro lugar donde hacerlo; puede ser en los negocios aledaños, los cuales, en su mayoría, se han beneficiado con la nueva reforma del gobierno de no permitir el consumo de bebidas alcohólicas en algunos parques de la ciudad, sino en los establecimientos y hasta las dos de la mañana.

Así mismo, “se deben incrementar campañas educativas por parte de la Administración en cuanto a la prevención en los jóvenes del consumo de licor. Es una forma de educar nuestra juventud, porque es preocupante la cantidad de jóvenes borrachos que uno se encuentra en esta ciudad”, considera el Teniente Jaramillo.

Ahora bien, hay quienes sufren las decisiones que vienen de los altos mandos, el decreto del gobierno afecta a Julián Uribe, un joven administrador del negocio Galería de la Fama, ubicado en los alrededores del parque. Él  afirma no estar de acuerdo “con la reforma porque todos somos compañeros de trabajo y le afecta al amigo mío de aquí al lado, entonces no es bueno. Porque en parte mi amigo también vendía mucho en envase desechable y ya no vende tanto y ya la gente no se sienta allá, no es igual, no tiene la misma venta”.

Policías que vigilan y controlan los posibles disturbios en la zona, pasan día y noche allí asegurándose que la medida impuesta y ya mencionada se cumpla a cabalidad. El Teniente Jaramillo considera que “Ha mejorado la movilidad del copioso flujo vehicular en los alrededores del parque. La disciplina social en cuanto a orden, aseo y ruido han sido de resaltar. Se desplazaron las personas inescrupulosas que comercializaban alucinógenos en el parque, por ser fácil la observación y el control. Se da una buena imagen a los extranjeros. Hay una disminución de la prostitución en su análogo de prepagos, las cuales se ubicaban en el Parque Lleras”.

También los taxistas de la empresa Tax Bernal, padecieron las precipitaciones de los visitantes del Parque de El Poblado. Anteriormente eran aislados de las bahías que los mismos taxistas pagaban, “llegó un momento en que esa bahía se llenaba de motos, entonces ya los carros querían aprovechar la otra también, y a nosotros nos tocaba hacer dos filas de taxis”, según palabras de Jairo Bustamante, Taxista, Tax Bernal.

Del mismo modo, cree que se han beneficiado en “cierta forma porque hay menos borrachos y es mejor transportar gente sobria. Económicamente no porque siempre uno transportaba a mucha gente que venía y se tomaban unas cervezas aquí y listo”.

El Parque de El poblado ha cambiado notoriamente, aquellos punkeros, rayados, alternos, y demás personajes que sobre poblaban el parque hace tiempo no vuelven, a ellos les fue prohibido continuar con las frecuentes actividades de tiempos atrás, de pasar horas consumiendo bebidas alcohólicas, compartiendo historias con sus amistades, intercambiando ideas, solucionando diferencias, rematando la noche y entablando relaciones que podrían perdurar varios fines de semana.

A las dos de la madrugada se cierran, inevitablemente, las puertas “invisibles” del Parque de El poblado. Aquí ya no se debe rematar, es necesario cumplir las normas, aunque algunos rebeldes piensen lo contrario. En todo caso la ley está allí para hacer cumplir las reglas impuestas y vigilar algunas situaciones que se salgan de control.